PARÁFRASIS
L a adolescencia se conceptualiza a menudo como una transición entre la infancia y la edad adulta, y se manifiesta sobre circunstancias sociales, económicas y políticas cambiantes. Los acontecimientos sociales, económicos y políticos de las últimas décadas han afectado significativamente a la naturaleza de dicha transición, por lo que es necesario revisar teorías actuales de la adolescencia, que nos proporcionen una perspectiva más amplia sobre las diversas dimensiones de su crecimiento y cambio, existiendo un mayor reconocimiento del papel clave que desempeñan los ambientes: familiar, escolar y de amistades al influir en la adolescencia; los cambios en que estamos sumergidos son tantos: demográficos, sociales, tecnológicos, económicos, políticos, etc., que generan un amplísimo frente de nuevos dilemas éticos y educativos que atender. El desarrollo de técnicas e instrumentos que nos permiten comprender mejor la perspectiva del adolescente se hace mñas evidente si analizamos su relación con las tecnologías de la información y la comunicación. Dichas tecnologías comparten nuevos riesgos, pero también nuevas oportunidades, entre la que destaca la posibilidad de establecer nuevas formas de relación. Por otra parte, la población adolescente interesa cada vez más a todas las empresas de mercadeo, ellas están tras el perfil del adolescente contemporáneo. Aunque los investigadores y educadores no podamos aportar todos los elementos de solución necesarios para afrontar con éxito todos esos retos, es evidente que tenemos la responsabilidad de contribuir al máximo a dicho debate, desde nuestros ámbitos disciplinares y de especialidad, asumiendo nuestro lugar entre los agentes sociales implicados en este proceso.
EL ADOLESCENTE Y EL PROCESO DE DESINSTITUCIONALIZACIÓN:
Son tantos y rápidos los cambios que se han producido en los últimos años, que las formas en que los seres humanos establecen y definen sus vínculos, organizan su convivencia, etc., ha generado movimientos a los distintos sectores sociales, cambiando el orden político, la relación del estado con el mercado, los actores, las posiciones de fuerza, la familia, la escuela, etc., teniendo un profundo afecto en la vida de los adolescentes. El proceso de desinstitucionalización señala un movimiento profundo, una manera distinta de considerar las relaciones entre normas, valores e individuos.
La desinstitucionalización se manifiesta como el debilitamiento de las normas codificadas y protegidas por mecanismos legales, o lo que es lo mismo, por la desaparición de los juicios de normalidad que se aplicaban a las conductas regidas por las escuelas. Esto significa que la sociedad se ha vuelto tolerante, pero al mismo tiempo, que sus normas se borran y, como consecuencia, que se favorece la existencia de varios tipos de organización social y conductas culturales en los distintos ámbitos, lo que es liberador y, a la vez, provoca incertidumbre. El ejemplo más inmediato es el de la llamada familia incierta, familias ampliadas o nucleares, monoparentales, recompuestas u homosexuales y constituidas por matrimonio o concubinato declarado o no y que la ley y las costumbres colocan cada vez más rápidamente unos al lado de otros, sin juicio normativo. La formación de la personalidad de los niños y adolescentes y las relaciones sexuales de los adultos, se convierten en las expectativas principales con respecto a la familia. Las actitudes y los valores hacia la familia, el matrimonio y las relaciones de pareja en lo que se refiere a la maternidad se modifican significativamente. Una proporción significativa de adolescentes afrontan la ruptura de la familia, experimentándose también nuevas formas de relaciones familiares con los nuevos miembros de la familia, padre o madre, y compañeros de convivencia (hermanos). Esto no solo afecta a los adolescentes cuyos padres se divorcian, influye en todos porque todos tendrán un amigo, un vecino o un pariente en cuya familia existe un divorcio o alguna forma de nueva disposición de las circunstancias de la vida.
En cuanto a la escuela, esta misma lógica de desinstitucionalización también es afectada. Se manifiesta, en el debilitamiento del rol clásico del maestro como transmisos de conocimientos y de normas sociales.
LA NUEVA CULTURA ADOLESCENTE:
Para abordar el análisis de las prácticas culturales adolescentes son cuestiones prioritarias examinar si verdaderamente existe una cultura adolescente, teniendo en cuenta el fenómeno de la prolongación del período de la adolescencia en las sociedades occidentales fuertemente industrializadas. Este fenómeno ha sido descrito por sociólogos quienes la adolescencia ha pasado de ser un modelo de identificación en el que los jóvenes reproducen la trayectoria de sus padres a un modelo de experimentación en el cual esa etapa es algo así como un tiempo suspendido. Esta situación permite comprender un cierto número de comportamientos específicos de los adolescentes, más allá de sus diferencias según la extracción social y el sexo, en su relación con la cultura. Este modelo de experimentación por cuanto permite prolongar el modelo de la transmisión, el que puede servir de hilo conductor para delimitar mejor el universo cultural de los adolescentes y su relación con la cultura de manera general. Así, los adolescentes y jóvenes se están desarrollando en medio de esta sociedad caracterizada por el relativismo, la nueva tolerancia y el hedonismo, que influyen en su toma de decisiones y estilo de vida. La revolución tecnológica centrada en torno a la información ha transformado el modo de pensar del ser humano, de producir, consumir, comerciar, gestionar, etc. En general las escuelas apenas reconocen y asumen los espacios de la comunicación mediática y de la cultura, como nuevos escenarios desde donde las llamadas culturas juveniles vienen elaborando sus matrices de identidad. Hay que insistir en preguntar desde dónde y cómo anclar el discurso pedagógico a la cotidianidad de los adolescentes para que la actividad educativa tenga sentido para ellos.
LA ESCUELA SECUNDARIA Y LOS ADOLESCENTES:
La escuela secundari, sus docentes y políticas educativas consideran desde un enfoque reduccionista a la adolescencia desde una perspectiva teórica eminentemente biológicista, destacándose la ausencia de enfoque sociológicos. En la secundaria es cuando se presentan algunos procesos de evolución del sistema nervioso, cambios físicos y hormonales. Esta población estudiantil esta manifestando atención no sólo a sus necesidades biológicas, psicológicas, sino también a sus necesidades sociales y culturales, siendo necesario plantearse los siguientes cuestionamientos:
¿Por qué la adolescencia es considerada etapa de rebeldía?, ¿Por qué la adolescencia manifiesta una expresión de malestar y rechazo a la escuela?, ¿Cuál es el mensaje que están enviando los adolescentes a profesores y directivos con sus comportamientos al asistir a la escuela secundaria?.
La observación, comprensión y manejo del comportamiento en un adolescente permitira describir las necesidades en varios momentos: cuando el ingresa a la escuela, desarrolla estrategias de sobrevivencia para mantenerse en ella; cuando decide abandonar la escuela, y /o cuando concluye sus estudios. Su actitud es en ocasiones desafiante, de sumisión, de apatía, se puede intuir que la escuela no considera sus intereses, necesidades y expectativas para satisfacer sus necesidades, ignorando la diversidad cultural que en la escuela secundaria existe.
Hacia dónde miran los adolescentes? ¿Cuál es su proyecto de vida presente y futura?, Es un problema sumanente complejo pues dependiendo de la respuesta que brinde la escuela secundaria no solo a través de sus planes y programas, de las prácticas de enseñanza y de aprendizaje, de los ambientes favorables que en ella se generen, de las relaciones comunicativas y funcionales que establezcan con profesores y autoridades, se ofrecerán alternativas viables y atractivas para que el adolescente considere a la escuela como un espacio de interacción social entre su grupo de iguales y con los adultos.
HACIA UNA EDUCACIÓN INTERCULTURAL DE ADOLESCENTES EN LA ESCUELA SECUNDARIA:
Cuando existe una presencia de grupos de adolescentes claramente diferenciados por razones, valores, actitudes, y junto a todo ello otros elementos más: diferencias socioeconómicas, culturales, familiares, etc., se reconoce la necesidad de una educación "intercultural" para atender esas diferencias ya que la diversidad cultural se manifiesta por el lenguaje, creencias, preferencia en el arte, música, etc. Es necesario entonces, conocer la repercusión que la variable diversidad cultural tiene en los procesos de desarrollo aprendizaje para facilitar que los alumnos creen puentes pedagógicos entre sus conocimientos, experiencias y mecanismos de aprendizaje. En la construcción de la identidad individual y social entran en juego muchas variables que pertenecen a la biografía de cada ser humano, vitales, familiares, económicas, conceptuales, ideológicas, etc., siendo importante considerar la cultura en la configuración de la personalidad.
Un método de enseñanza y aprendizaje que se base en un conjunto de valores y creencias democr´´aticas y, que busque y fomente el pluralismo cultural dentro de los salones de clases que propicia el enriquecimiento cultural de los ciudadanos, partiendo del reconocimento y respeto a la diversidad, a través del intercambio y el diálogo, en la participación activa y crítica para el desarrollo de una sociedad democrática basada en la igualdad, tolerancia y solidaridad, será una alternativa viable en la que los adolescentes puedan cubrir sus necesidades vitales de reconocimiento individual y social.
EL ADOLESCENTE Y EL PROCESO DE DESINSTITUCIONALIZACIÓN:
Son tantos y rápidos los cambios que se han producido en los últimos años, que las formas en que los seres humanos establecen y definen sus vínculos, organizan su convivencia, etc., ha generado movimientos a los distintos sectores sociales, cambiando el orden político, la relación del estado con el mercado, los actores, las posiciones de fuerza, la familia, la escuela, etc., teniendo un profundo afecto en la vida de los adolescentes. El proceso de desinstitucionalización señala un movimiento profundo, una manera distinta de considerar las relaciones entre normas, valores e individuos.
La desinstitucionalización se manifiesta como el debilitamiento de las normas codificadas y protegidas por mecanismos legales, o lo que es lo mismo, por la desaparición de los juicios de normalidad que se aplicaban a las conductas regidas por las escuelas. Esto significa que la sociedad se ha vuelto tolerante, pero al mismo tiempo, que sus normas se borran y, como consecuencia, que se favorece la existencia de varios tipos de organización social y conductas culturales en los distintos ámbitos, lo que es liberador y, a la vez, provoca incertidumbre. El ejemplo más inmediato es el de la llamada familia incierta, familias ampliadas o nucleares, monoparentales, recompuestas u homosexuales y constituidas por matrimonio o concubinato declarado o no y que la ley y las costumbres colocan cada vez más rápidamente unos al lado de otros, sin juicio normativo. La formación de la personalidad de los niños y adolescentes y las relaciones sexuales de los adultos, se convierten en las expectativas principales con respecto a la familia. Las actitudes y los valores hacia la familia, el matrimonio y las relaciones de pareja en lo que se refiere a la maternidad se modifican significativamente. Una proporción significativa de adolescentes afrontan la ruptura de la familia, experimentándose también nuevas formas de relaciones familiares con los nuevos miembros de la familia, padre o madre, y compañeros de convivencia (hermanos). Esto no solo afecta a los adolescentes cuyos padres se divorcian, influye en todos porque todos tendrán un amigo, un vecino o un pariente en cuya familia existe un divorcio o alguna forma de nueva disposición de las circunstancias de la vida.
En cuanto a la escuela, esta misma lógica de desinstitucionalización también es afectada. Se manifiesta, en el debilitamiento del rol clásico del maestro como transmisos de conocimientos y de normas sociales.
LA NUEVA CULTURA ADOLESCENTE:
Para abordar el análisis de las prácticas culturales adolescentes son cuestiones prioritarias examinar si verdaderamente existe una cultura adolescente, teniendo en cuenta el fenómeno de la prolongación del período de la adolescencia en las sociedades occidentales fuertemente industrializadas. Este fenómeno ha sido descrito por sociólogos quienes la adolescencia ha pasado de ser un modelo de identificación en el que los jóvenes reproducen la trayectoria de sus padres a un modelo de experimentación en el cual esa etapa es algo así como un tiempo suspendido. Esta situación permite comprender un cierto número de comportamientos específicos de los adolescentes, más allá de sus diferencias según la extracción social y el sexo, en su relación con la cultura. Este modelo de experimentación por cuanto permite prolongar el modelo de la transmisión, el que puede servir de hilo conductor para delimitar mejor el universo cultural de los adolescentes y su relación con la cultura de manera general. Así, los adolescentes y jóvenes se están desarrollando en medio de esta sociedad caracterizada por el relativismo, la nueva tolerancia y el hedonismo, que influyen en su toma de decisiones y estilo de vida. La revolución tecnológica centrada en torno a la información ha transformado el modo de pensar del ser humano, de producir, consumir, comerciar, gestionar, etc. En general las escuelas apenas reconocen y asumen los espacios de la comunicación mediática y de la cultura, como nuevos escenarios desde donde las llamadas culturas juveniles vienen elaborando sus matrices de identidad. Hay que insistir en preguntar desde dónde y cómo anclar el discurso pedagógico a la cotidianidad de los adolescentes para que la actividad educativa tenga sentido para ellos.
LA ESCUELA SECUNDARIA Y LOS ADOLESCENTES:
La escuela secundari, sus docentes y políticas educativas consideran desde un enfoque reduccionista a la adolescencia desde una perspectiva teórica eminentemente biológicista, destacándose la ausencia de enfoque sociológicos. En la secundaria es cuando se presentan algunos procesos de evolución del sistema nervioso, cambios físicos y hormonales. Esta población estudiantil esta manifestando atención no sólo a sus necesidades biológicas, psicológicas, sino también a sus necesidades sociales y culturales, siendo necesario plantearse los siguientes cuestionamientos:
¿Por qué la adolescencia es considerada etapa de rebeldía?, ¿Por qué la adolescencia manifiesta una expresión de malestar y rechazo a la escuela?, ¿Cuál es el mensaje que están enviando los adolescentes a profesores y directivos con sus comportamientos al asistir a la escuela secundaria?.
La observación, comprensión y manejo del comportamiento en un adolescente permitira describir las necesidades en varios momentos: cuando el ingresa a la escuela, desarrolla estrategias de sobrevivencia para mantenerse en ella; cuando decide abandonar la escuela, y /o cuando concluye sus estudios. Su actitud es en ocasiones desafiante, de sumisión, de apatía, se puede intuir que la escuela no considera sus intereses, necesidades y expectativas para satisfacer sus necesidades, ignorando la diversidad cultural que en la escuela secundaria existe.
Hacia dónde miran los adolescentes? ¿Cuál es su proyecto de vida presente y futura?, Es un problema sumanente complejo pues dependiendo de la respuesta que brinde la escuela secundaria no solo a través de sus planes y programas, de las prácticas de enseñanza y de aprendizaje, de los ambientes favorables que en ella se generen, de las relaciones comunicativas y funcionales que establezcan con profesores y autoridades, se ofrecerán alternativas viables y atractivas para que el adolescente considere a la escuela como un espacio de interacción social entre su grupo de iguales y con los adultos.
HACIA UNA EDUCACIÓN INTERCULTURAL DE ADOLESCENTES EN LA ESCUELA SECUNDARIA:
Cuando existe una presencia de grupos de adolescentes claramente diferenciados por razones, valores, actitudes, y junto a todo ello otros elementos más: diferencias socioeconómicas, culturales, familiares, etc., se reconoce la necesidad de una educación "intercultural" para atender esas diferencias ya que la diversidad cultural se manifiesta por el lenguaje, creencias, preferencia en el arte, música, etc. Es necesario entonces, conocer la repercusión que la variable diversidad cultural tiene en los procesos de desarrollo aprendizaje para facilitar que los alumnos creen puentes pedagógicos entre sus conocimientos, experiencias y mecanismos de aprendizaje. En la construcción de la identidad individual y social entran en juego muchas variables que pertenecen a la biografía de cada ser humano, vitales, familiares, económicas, conceptuales, ideológicas, etc., siendo importante considerar la cultura en la configuración de la personalidad.
Un método de enseñanza y aprendizaje que se base en un conjunto de valores y creencias democr´´aticas y, que busque y fomente el pluralismo cultural dentro de los salones de clases que propicia el enriquecimiento cultural de los ciudadanos, partiendo del reconocimento y respeto a la diversidad, a través del intercambio y el diálogo, en la participación activa y crítica para el desarrollo de una sociedad democrática basada en la igualdad, tolerancia y solidaridad, será una alternativa viable en la que los adolescentes puedan cubrir sus necesidades vitales de reconocimiento individual y social.